lunes, 26 de noviembre de 2007

PROSA

El jardín de la Mampara


Es un jardín quieto y sin brillo. De pronto salen unos pétalos hermosos de sus flores y, como si algunas quisieran hablar y destacarse, así lo hacen mostrando la esencia de una fragancia de amistad y de compañerismo por parte de sus amigos de un recuerdo y de un abrazo de sinceridad.
Algunas flores despiertan de sus ensueños de primavera y dicen cosas hermosas que les rodea, que es la poesía, de los valores de una amiga o amigo que conocieron algunos días y después comparten la esencia de una amistad, realizada en poemas y cantos de primavera, en un cuento con destino a realizarse en las escaramuzas del tiempo y de la eternidad.
Distinguidas compañeras y compañeros de este grupo tan especial de literatura, junto a una distinguida profesora jefa, sólo me queda decir, no son una flor de primavera, de poesías y cuentos, sino son la esencia de valores literarios de nuestra patria.
¡Que Dios las bendiga para siempre!


Tabernas de Estudiantes



Empezaba cada año un nuevo curso, ya sea en preparatoria o en humanidades.
Allí sentados como siempre estaban mis viejos compañeros de años anteriores y del presente. Pero cada uno de nosotros tenía un nombre especial que nos distinguía unos de otros. Y así, de pronto en las clases de matemáticas aparecía “El cabeza de candado”, porque nunca entendía las ecuaciones de álgebra o de números dispuestos en el libro de tareas.
Empezaba en un horario especial la clase de castellano. Entonces apareció el poeta de las palabras difíciles, pero sencillas para él, por eso su nombre siempre se conocía como “El Chaplin de las sílabas sin destino”.
Todo es hermoso cuando nos conocemos como estudiantes que sin maldad ni rencor, porque el futuro de un niño o niña que estudia es a veces hermoso, pero incierto en el camino de la vida.



Un portal de encuentro en el viejo comedor de casa


Suave, como un suave brillo, siento cada vez que me acerco a mi viejo comedor de casa.
Allí, sentado en primavera o invierno de caricias de lluvias cercanos a la vida de un joven o de amigos o amigas de mi época de estudiante.
Pasaron las palabras y sílabas de una época hermosa, sentados en el viejo comedor nadie pronunciaba palabras de aprecio o de simpatía por aquel personaje que calladamente nos miraba y nos daba cabida a nuestras palabras o poesías de atardeceres de verano o de invierno.
Muy plácida y extendida a un largo brazo de anchura y de hermosa figura nos miraba de reojo para aplaudir nuestras conversaciones bohemias y apasionadas.
Los años pasaron y el viejo comedor puesto en el mismo lugar, a veces nos mira y quiere decirnos “¿por qué nos se acercan ahora a mi lado?


El otro yo (como niño o adulto)


Eran los años hermosos de mi niñez, cuando corría solo con un trencito de madrea que mi padre me había regalado.
En las tardes de primavera me dejaba mi padre en la Plaza Almagro y allí en un cerrito alto de tierra seca, cerca de lo que hoy conocemos como la calle San Diego, me ponían encima del cerrito y rápidamente corría hacia abajo en medio de los gritos y aplausos de mis amigos.
Eran los tiempos hermosos de un gran presidente de la época, señor Pedro Aguirre Cerda. Este personaje todos los años a fines de él, convocaba a todos los padres con sus hijos a celebrar en plena Alameda, la fecha del Día de pascua, entregando juguetes a todos los niños.
De una forma especial disfrutaba con mis amados padres el cariño y comprensión de ellos. Ellos no tenían fortuna alguna, pero se reflejaban la calidez y cariño de un hermoso hogar.
De pronto los años cambiaron y ahora era un joven dispuesto a pololear y estudiar en el liceo al cual pertenecía.
Y así, en forma repentina, se fueron los años hermosos de mi vida. El recuerdo de mi juventud se había grabado en mi mente.
Era una época distinta con muchas cosas hermosas y adelantos nuevos.
De pronto me encontraba inquieto, no comprendía cómo tan rápido había llegado a una etapa diferente. Sin darme cuenta estaba en un medio difícil de sostener y de vivir. Mis amigos ya no estaban, nunca ellos se despidieron sin decirme adiós. Tal vez muchos de ellos se habían ido a otro mundo distinto en el que yo estaba.
A veces, cuando me miro en el espejo, siento los verdores de aquellos años de primavera cuando era niño y después joven.
El ser adulto significa un paso cerca de un mundo nuevo que alguna vez me permitirá caminar hacia la eternidad, con distinto amor y comprensión en un círculo hermoso, cerca de un ser supremo, llamado Dios.


A una madre como tú


La más sublime palabra que el ser humano aprende a decir y a bendecir es “Madre”. Si el recuerdo del ayer significa ternura y amor, hoy que nos volvemos a mirar en el espejo cristalino de sus ojos, vemos cómo los años han pasado. Si es joven, tiene el encanto de las hadas que no envejecen. Si el tiempo es inexorable, su voz es la misma de siempre, cálida y amante como la primavera en flor.
¿Por qué las madres tienen el mandato divino de los siglos? Entre tu regazo pasé muchas noches de vigilia. Por tus albas manos se tejieron muchas amarguras y esperanzas.
¡Cuántas ilusiones y cuántas horas calladitos hemos pasado juntos al quehacer de nuestras existencias!...
¡Oh!... ¡Qué crueldad!... El tiempo me ha despojado de mi etapa de niñez y de pronto… en el velo de la adolescencia. Aquí, te vuelvo a mirar y tus ojos son los mismos de la infancia.
…¡Sí!... ¡Sí!... ¡me faltan palabras!... Estoy seguro que Dios sabe lo que siento, porque Él junto a ti han mirado la dulzura del cielo.
Gracias por ser como tú eres, gracias por tu humildad, bondad, gracias por compartir la dicha de decirte: “Tú eres mi madre”.
Con los lápices y cuadernos que tanto te costaron comprarlo me trazaste la ruta que debía seguir, un colegio comercial donde debía encontrar las herramientas para construir el Templo de la constancia, honorabilidad profesional y del trabajo con dignidad.
No importa tu ausencia momentánea, tu presencia corporal y material; aún no presente en los muchos homenajes que recordemos, será siempre un motivo de añoranzas y de amor con gratitud que tu hijo(a) te agradece.
Madre, recibe estas palabras en tu día, como rayitos de sol… soy tu hijo(a), aquí, ahora y siempre estaré a tu lado.
¡Que Dios te bendiga, madre mía!
¡Gracias por todo!

Profesor de Religión: Arturo Peña Escalante
Homenaje en el día de la Madre
Santiago, Mayo de 1994



Niño caminando por la calle después de la lluvia


En una tarde cualquiera en pleno invierno, tuve que salir en forma urgente a comprar útiles escolares para uno de mis hijos.
Llegó el momento en que no caminaba tan rápido, ya no llovía tan intensamente, no caían gotas de agua por donde caminaba. Al atravesar una de las calles, se acercó a mi lado un pequeño jovencito o niño de unos doce años, quien mirándome fijamente me interpeló diciendo:
_ Perdone caballero, parece que los dos caminamos al mismo tiempo.
Observé que su cabeza la tenía siempre mirando al suelo y mojada por la lluvia que habíamos tenido hacía poco.
Como caminábamos casi juntos, el desconocido niño se acercó más a mi lado, diciéndome en forma rápida:
_ Señor caballero, perdone que lo moleste con mi intervención en este paisaje después de la lluvia.
Asombrado que nos había dejado de molestar, le respondí:
_ Mi estimado niñito, ¿has caminado mucho después de la lluvia? _ y en forma instantánea me respondió:
_ Caballero, perdone que lo haya molestado, pero ¿sabe por qué he estado caminando después de la lluvia?
_ No tengo idea, mi estimado niño _ le respondí. Lo miré y le dije: _ Yo creo que caminar en una época en que a veces hay mucha lluvia y mojarse aún después que esta termine no es mucha gracia.
El niño se detuvo algunos minutos en el camino y me dijo:
_ Tuve que salir de casa porque hace solamente un año y meses que mi mamita me dejó para siempre. Sufrió un fuerte ataque al corazón. Pero ella siempre me decía: “Si yo no estoy, hijito, cuídate mucho y después que caigan las aguas de las lluvias sale a caminar a cualquier parte, porque tal vez el agua que caerá junto a ti no será para mojarte sino que serán lágrimas que caen de mi corazón al no tenerte junto a mí.”
En forma nerviosa observé lo que me había contado este niño. Y reaccionando en forma rápida, traté de terminar mi conversación, pero tuve una sorpresa: Sus manos no eran las de un niño normal, sino algo extraño había conocido esa tarde. En forma rápida traté de despedirme y alejarme de este niño, pero en el mismo lugar donde estábamos, no había nadie, sólo yo permanecía parado en la esquina sin tener a nadie a mi lado.
Había desaparecido el niño de la calle después de la lluvia.


Retrato de una profesora


“Soy la nueva profesora que vengo por algunos días o meses a dialogar con ustedes sobre literatura, especialmente poesía. Mi permanencia es posible que sea sólo de tres meses o un poco más.
Como ustedes gentilmente me observan de cerca y de lejos, sólo soy una persona que viene a enseñar a observar que todo ustedes sean personas dedicadas al arte literario.
La poesía para mí es algo muy especial, desde que era una joven estudiante y ahora con un poco de años más. Siempre soñé con le verdor de las flores de primavera y con el incienso de algo especial, es decir, el amor convertido en algún verso, en una poesía de ensueño. Por tal motivo siempre admiré a los talentos literarios de nuestro país, especialmente Pablo Neruda y la profesora Gabriela Mistral, ambos Premios Nóbel de Literatura.
Estimados alumnos, en cada lección que les daré a conocer, valorizaremos lo que pensamos cada uno de nosotros a cerca de la poesía. Ustedes son personas aptas para trabajar, en forma especial con la poesía y cuentos de literatura.
A veces los miro y veo alrededor de ustedes aquellos años mozos que tuve un día de primavera, observando de pasada aquellos días y noches de ensueño en mis pololeos con los jóvenes de mi pasado juvenil. Aún mantengo algo de ensueños juveniles en mi alma literaria, la poesía para mí es el reflejo de ilusiones humanas de amor y de fe de una persona adepta sólo a un ser supremo que es Dios.
Mírenme, estimados alumnos, que mi mejilla estará siempre rodeada con los reflejos de una sonrisa hacia la calidez y esperanza que veo en cada rostro de ustedes.
En algunos días o meses más, a lo mejor no podré mirar más el rostro de los participantes a este taller literario, pero si no estoy con ustedes guardaré el recuerdo de una poesía que me cautivó con el grupo literario, es decir, la sonrisa cálida y afectuosa de una amistad cercana, pero lejana en el mundo literario, de un grupo de personas adeptas al amor y a la amistad.
Hasta siempre, distinguido grupo, siempre seré la Alicia en el anonimato, pero perenne en las sílabas y frases de una poesía.”



POESIA

Recordando a un viejo amigo


Cada minuto que pasa por
nuestras vidas siempre existirá
el recuerdo inolvidable de
un amigo que rápidamente
el tiempo de los acacias se
llevó sin decir adiós,
al compañero de nuestras
tardes de juventud.

Hoy, en un día más
de tu ida al más allá
el esplendor eterno
de una luz que sin
decir adiós, hace brillar
la figura de un amigo
y compañero.

Tu ida no será
eterna, porque tu persona
permanecerá siempre en el
álbum de tu permanencia
entre nosotros tus amigos.

Adiós, amigo Octavio.


Por los caminos Soledad

“Yo no sé dónde fue a morir mi acento
tembló un instante y se perdió en el viento”
(Carlos Mondaca 1910)



Hermosa Soledad, que a veces te
distingues por tu resplandor mudo
sin decir nada, porque eres
egoísta en tu articular de palabras.

A mi amiga Soledad:

Cuántas veces siendo joven
me mirabas sin decir nada.
Hermosa señorita Soledad
por qué no me cuentas algo de
tus atardeceres.

Cuando estoy con amigos
tu me miras con rencor
porque también tienes muchos amigos
alrededor tuyo, Soledad.
¡No me olvides nunca!



Carita de luna


De aquellos años
de estudiante
prendado de la
luna quedé.

De aquellos años
mozos la luna
me enamoró.

Bajo el flujo
cautivante
de su luz te conocí.

Ese día mientras
la tarde moría
te hablé por
vez primera.

Recuerdo esa
noche de primavera,
recuerdo tu voz
entre cortada,
fue un impacto
sin dolor.

Tú me miraste
y yo también
me miré en tus
ojos.
Había luz y esperanza
de juventud.
Vibró mi corazón
pleno de amor
y de felicidad.

Cuántos días
conforman los años
de felicidad que
juntos hemos caminado
en el paso llorado de
nuestras vidas.



Hoy el calendario se
detiene y una fecha
hermosa se celebra.

Es el santo de la
mejor madre de sus
hijos:

María

Es tu nombre
bello y dulce
como el amanecer,
tierno y bondadoso
como tu alma.

Acepta estos
humildes versos
que te dedicamos
en tu día:

¡Que Dios te bendiga!

Madre de tus hijos
y digna esposa mía.

Eres mi “carita de luna”.



Verso dedicado con todo cariño de parte de sus hijos y esposo en el día a María Saavedra Leyton (12 septiembre de 1981)


El viento y las espigas


Sopla un aire y se presenta
como un caballero decente.
Soy un viento suave que vengo
a conocerte, espiga.

Escribo en líneas,
suave, porque las palabras
son hermosas en corazón de algunos
y de otros, vestigios de un pasado sin recuerdos.

Suave es el murmullo
que siento en mi corazón
será acaso la semilla de mi alma
o el respiro de una espiga que canta
a mi lado.

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